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RECORDAR QUIÉNES FUIMOS PARA DECIDIR QUIÉNES SEREMOS (IV)

En los últimos tres domingos hemos venido haciendo un recuento histórico de lo que fue, en su momento, el Gran Cauca: esa amplia extensión de territorio, pero también esa cuna de liderazgos, poetas y grandes escritores que aportaron a la historia de Colombia y marcaron hechos trascendentales. Sin embargo, tristemente, el país ha ido olvidando esa grandeza y, aún más lamentable, quienes hoy habitan el suroccidente colombiano ni siquiera conocen lo grandes que alguna vez fuimos.

Pero nunca es tarde para retomar el camino. Es hoy, en este presente convulso, cuando debemos empezar a tomar conciencia. Debemos pellizcarnos, reaccionar, volver a la unión y asumir con responsabilidad la tarea de tomar decisiones objetivas al momento de escoger a nuestros líderes. ¿Seguiremos eligiendo a los mismos apellidos que poco o nada han aportado al desarrollo del suroccidente colombiano? ¿Seguiremos creyendo en discursos vacíos mientras padecemos la ausencia de hechos concretos? ¿Permitiremos que la chequera que hoy nos alimenta nos condene al hambre y al abandono durante los próximos tres años?

Si de verdad deseamos un futuro mejor, si de verdad anhelamos resurgir, debemos buscar liderazgos propios del suroccidente colombiano: personas comprometidas con la región, capaces de hacer a un lado sus egos y de anteponer los intereses colectivos a los personales. Necesitamos líderes que reconozcan el valor de las nuevas generaciones, que no los llamen solo para pegar afiches en campaña, sino que los integren en la construcción de un proyecto regional sólido, participativo y duradero.

Urgen liderazgos nuevos y frescos que visiten a las familias y a los líderes sociales incluso cuando no haya elecciones; que escuchen a los mandatarios municipales sin importar el color partidista, porque lo que debe prevalecer es la solución de los problemas que padecen los habitantes de cada territorio. Liderazgos que convoquen, que se sienten alrededor de una misma mesa y trabajen conjuntamente en proyectos de gran impacto para toda la región. Liderazgos que comprendan que el sur occidente necesita unidad, visión y compromiso real, no promesas ni divisiones.

Solo así, y de ninguna otra manera, podremos retomar la senda de la grandeza. Claro, será un camino difícil, lleno de obstáculos, momentos de ego y tentaciones de culpar al otro por los fracasos y apropiarse de los triunfos ajenos. Pero debemos recordar que aquí el único ganador debe ser la región. Y con seguridad, la ciudadanía sabrá valorar a quienes trabajen con honestidad, coherencia y amor por esta tierra.

Porque el Gran Cauca no es solo un recuerdo en los libros de historia: es una posibilidad viva que espera ser rescatada por sus propios hijos. Nos corresponde a nosotros decidir si seguimos siendo espectadores del olvido o protagonistas del renacer. Que no nos dé miedo soñar con volver a ser grandes; temamos, más bien, resignarnos a no intentarlo. El futuro del sur occidente colombiano depende de nuestra valentía para creer nuevamente en nosotros mismos, en nuestra tierra y en la fuerza colectiva que alguna vez nos hizo inmensos.

Andrés Saavedra.

Octubre 26 del 2025

@AndresSaavedra_ - @asaavedraluna


 
 
 

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